No comprendo todavía,
pero acepto que no todo,
¡es cómo lo quisiera!.
Recuerda que te amo,
y amaré siempre, hija mía.
Tu abuela me dio la última enseñanza,
antes de irse y ahora es mía.
¡Pidamos perdón, y perdonemos!
¡Verdad que no es fácil!
Eso pensé y comprendí cuando ella lo hizo.
El pensamiento más triste,
llego a mí corazón en ese instante.
Ahora ya no está presente,
ella descansa en paz.
Aprendió la lección,
mí abuela me la había dicho,
y yo no la comprendí.
Espero que tú la aprendas, a tiempo.
¡Para que seas feliz!
Mi corazón sangraba,
mientras escribía,
pero mi alma quiere gritar,
todo lo que lleva dentro
la poesía me ayuda.